E.T.s y O.V.N.I.s: «¿Y ahora quién podrá ayudarnos?» (¡Los marcianos llegaron ya!)


La ovnilogía o ufología religiosa es catalogada como una religión contemporánea, una neorreligión que en términos generales postula que la humanidad se originó por la intervención de inteligencia extraterrestre, que ella creó los grandes monumentos de las culturas no europeas del pasado y que no son producto de la inteligencia autóctona humana, incluso que las apariciones de antaño de los dioses -con truenos y rayos- en realidad eran naves espaciales y que en la actualidad los alienígenas vigilan la Tierra, raptan (abeducciones) a alguna gente para estudiarlos o llevárselos a sus planetas, se comunica con ciertos escogidos privilegiados -general y exclusivamente por telepatía- esperando el momento oportuno para actuar, esto es, para redimir a los justos y a castigar a los impíos. ¡Un mesianismo extraterrestre que resolvería los problemas de la humanidad!
Es así como en el Perú tenemos varios grupos sui-generis que rinden culto a los extraterrestres y sus naves entre los que destacan:
a) el movimiento Alfa y Omega -que incluso tiene un discurso de izquierda- que proclama que Jesucristo retornará a la Tierra con sus ángeles en platillos voladores y cuyo fundador -que vivía en el distrito de Lince- fue el chileno Luis Antonio Soto Romero quien afirmaba que los cientos de dibujos de contenido ufológico y bíblico le habían sido revelados por Dios telepáticamente (algo típico de los fundadores de los grupos religiosos es su comunicación “privilegiada” con la Divinidad); y
b) el grupo Rama, con sus variantes y escisiones, encabezados por Sixto Paz Wells (n. 1955) quien también afirma tener contactos telepáticos desde la edad de 19 -su padre, Carlos Paz, fundó el Instituto de Relaciones Interplanetarias- como también haber sido llevado a otros mundos.
Y claro ninguno de estos grupos puede mostrar evidencia alguna de sus diversos «encuentros» con los alienígenas, ni siquiera una foto con ellos abrazándose por tan feliz reunión. Sixto Paz ganó notoriedad internacional cuando el escritor español J.J. Benítez divulgó sus relatos de contactos telepáticos y viajes a Ganímedes, una de las lunas de Júpiter, pero la única evidencia física que ha mostrado es la de una foto en la cual mostraba al supuesto extraterrestre Oxalc -que más parecía un dibujo retocado- sobre una de las elevaciones de la localidad de Marcahuasi, a unos 89 kms. de Lima y a 3,035 metros sobre el nivel del agua, la cual también es célebre por contener restos arqueológicos y formaciones pétreas antropomórficas y zoomórficas, a las cuales los ufólogos atribuyen un origen extraterrestre al igual que las afamadas líneas de Nazca o la colosal Fortaleza de Sacsayhuamán del Cuzco o la Portada del Sol de Tiawanaco. Estos y otros lugares arqueológicos son visitados por gente de todo el mundo especialmente para estar en contacto con sus «energías» positivas y son guiados por diversos gurúes aborígenes locales o afincados en el extranjero.

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