La ufología (u ovnilogía) es más especulación que ciencia, y según el Libro Azul, mayormente fraude y malinterpretación.
Los ovnis al llegar a ser identificados con fenómenos naturales (caída de meteoritos, reflejo de la luna o venus, aves voladoras, centellas o esferas luminosas, etc.) u objetos artificiales (reflejo de luces terráqueas en nubes, o de globos meteorológicos o plateados de publicidad, satélites, naves militares, drones, fragmentos en llamas o nubes de vapor de aviones, cohetes o misiles, fotos y videos trucados, etc.) se convierten en ovis, objetos voladores identificados aunque, claro, no siempre es el caso, por falta de datos e información.
Y sí, hay mucha imaginación sobre el tema: desde naves tripuladas o no, venidas del espacio exterior hasta de origen terráqueo e incluso del futuro, a diferencia de la teoría científica de la evolución que cuenta con evidencias paleontológicas, genéticas, anatómicas, geológicas, etc.
Que cada día haya más creyentes del origen extraterrestre del fenómeno ovni no es una prueba de ello sino de la gran imaginación y necesidad humana de trascendencia de lo meramente natural y ordinario aunada a una exitosa propaganda mediática y el avance tecnológico contemporáneo.
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